Sagrario

Fotografía digital

La fe –o la falta de ella– nos define en muchos sentidos, nos ayuda a transcurrir en el breve lapso que dura la vida. Por fe, construimos templos enormes, pero también templos personales, íntimos, o que compartimos con la gente más cercana. Los altares son parte de nuestra construcción individual, y de la construcción de la familia y del hogar. Este espacio, que se mantiene en constante transformación, nos habla de lo invisible: nuestra fe. La tradición y la modernidad convergen en esta acumulación de objetos donde lo que de verdad existe es aquello que sentimos: nuestras percepciones, nuestras emociones, nuestros deseos, nuestra identidad. Esta construcción es un vínculo cotidiano que mantenemos con lo improbable, con los sentimientos intangibles, con la fe. Es un espacio de acumulación de memorias que hablan por nosotros, que nos representan y nos delatan. El altar pone de manifiesto los elementos que constituyen nuestra fe, informan acerca de nuestro origen, de nuestro contexto social y de nuestros quehaceres como individuos; revelan nuestra intimidad y nos hablan del uso del espacio. El altar se convierte, en buena medida, en un autorretrato.

Faith –or lack of faith– defines us in several ways; helps us to go through our short existences. Faith makes us build colossal sanctuaries, but also personal ones, or small ones that we share with our closest relatives. Shrines are part of our individual construction, and of our family and our home building. These places, which are permanently being transformed, are links to the unseen: our faith. Tradition and modernism meet in our shrines, where objects are gathered, but where the truly prevailing things are our perceptions, our feelings, our hopes, our identity. These places are a daily connection with the improbable, with the intangible faith. Shrines are made out of those memories that talk about us, that depict us, that reveal us. Shrines unveil the constituent elements of our faith, inform about our origins, our social context, and our individual duties. They reveal our privacy and show our notions of space. Shrines are, on a sense, self-portraits.

Vista de la instalación Fluz, Centro Cultura Metropolitano, Quito, 2015.