Cianotipia
El Yasuní, en la Amazonía ecuatoriana, está hecho de huellas como las huellas dejadas por las plantas impresas en estos cianotipos, todas colectadas en un carretero de fracciona el Yasuní.
La evolución ha dejado sus huellas en una extraordinaria biodiversidad: cientos de miles de especies ocupan cada espacio, muchas de ellas todavía desconocidas: más aves y anfibios de bosque que cualquier selva tropical; más de cien mil especies de insectos en una hectárea; más especies de árboles que toda Norteamérica. El parque nacional Yasuní es uno de los santuarios más importantes del país para la biodiversidad.
Civilizaciones amazónicas asombrosas han dejado sus huellas, como los omagua, quienes alcanzaron un gran desarrollo cultural. Su fino trabajo en cerámica y sus elaborados rituales fúnebres son testimonio. Este pueblo fue arrojado a la extinción por la industria cauchera y la esclavitud. Sus últimos vestigios se encontraron dentro del Yasuní.
Hoy, otros pueblos indígenas inscriben día a día sus huellas: los waorani, de contacto reciente y forzoso por el ‘mundo moderno’, y sus parientes los tagaeri y taromenana, quienes todavía escapan del implacable avance del ‘desarrollo’.
En la actualidad, las pesadas e insaciables huellas del petróleo: oleoductos, plataformas de perforación y carreteras amenazan, directa o indirectamente, a la gente y la biodiversidad del Yasuní: derrames de crudo, contaminación y caminos de acceso para la ilegal industria maderera que está devastando los árboles de cedro y copal.
Las huellas de plantas en estos fotogramas son testimonios del impacto de las ambiciosas huellas del petróleo y el madereo, pero también son testimonios de esperanza: mientras leemos estas líneas, un grupo de mujeres amazónicas demandan ante la casa de gobierno por unas vidas saludables y soberanas a través del inmediato cese de toda actividad extractiva en sus tierras.
Yasuni, in the Ecuadorian Amazonia, is made out of tracks, like the tracks left by the plants in these cyanotypes, all collected along a road that bisects Yasuni.
Evolution has left its tracks in an overwhelming biodiversity: thousands of species coping every little space, tons of them yet undiscovered: more forest-confined birds and frogs than other rainforests; a hundred thousand insects in one hectare; more tree species than North America. Yasuni national park is one of the most important sanctuaries for biodiversity in Ecuador.
Magnificent Amazonian civilisations left their tracks, like the omagua, who achieved a tremendous cultural development as their fine pottery and elaborated funeral ceremonies indicate. The omagua were driven to extinction by the rubber industry and slavery. Their last vestiges were found deep in the Yasuni.
Present-day indigenous people of Yasuni keep inscribing their tracks: the waorani of very recent, forceful contact by the modern world, and the tagaeri and taromenane, who still evade the dreadful expansion of ‘development’.
Currently, the heavy, deceiving tracks of oil pipelines, drilling platforms, and roads are threatening, directly or indirectly, Yasuni’s people and biota: oil spills, pollution, and access roads for the illegal timber industry that is depleting cedar and copal trees.
The plant tracks in these photograms are testimonials of the deleterious effects of oil and timber ambition, but also of hope: while we read these lines, a group of Amazonian women demand at Ecuador’s government front door for healthy, self-determining lives by ceasing extractive activities in their lands.
Vista de la instalación Análoga 2, Galería El Conteiner, Quito, 2014.