Fotografía digital
2012
La humanidad ha estado, desde siempre, en movimiento. Somos migrantes por naturaleza. Sin embargo, las condiciones que provocan nuestros desplazamientos no siempre son gratas. Más allá de los motivos que nos llevan a emigrar, cuando estamos lejos de nuestros lugares de origen, empezamos a construir una nueva identidad a partir de nuestros nuevos cotidianos. Para esta serie Un ratito más, varias personas de diferentes nacionalidades fueron invitadas a ser retratadas frente a la cámara durante varios minutos. El entorno fue sustituido por una tela en movimiento. Todos ellos han hecho del Ecuador su país de residencia por años, y algunos han decidido quedarse allí permanentemente. Su identidad resulta borrosa frente a la cámara y su contexto en perenne movimiento. Para muchas personas, la migración es una experiencia positiva, pero para mucho, no. Los derechos humanos de los migrantes, en especial de aquellos que se han visto forzados a emigrar, suelen ser vulnerados en las fronteras, en los países de tránsito y los destinos finales. Quienes migran llevan consigo su historia personal y la historia colectiva que han heredado en sus tierras. Mucha de esa historia se refleja en sus miradas y en los modos de su cuerpo.
Humans have been in perpetual movement. We are migrant by nature. However, causes that prompt our exodus are not always pleasing. Yet, beyond emigrating reasons, being away from home makes us build a new identity based on our new everyday. The series A bit longer presents portraits of several migrants, from different nationalities, taken during several minutes in which they were asked to remain still. The surrounding landscape was replaced by a moving blanket. All these people have been residing in Ecuador for years, and some have decided to permanently stay there. Their identities become blurred in front of the camera and its in motion background. Migration, for many people, is a positive experience, but for many it is not. Human rights of migrants, particularly of those obliged to migrate, are often unseen in countries’ borders, in transit countries, and even in their final destinations. Migrating people take their personal histories with them, along with the inherited, collective history of their home lands. These histories are habitually mirrored in their eyes and their corporal manners.